Un tratamiento superficial es un proceso de fabricación que se realiza para dar unas características determinadas a la superficie de un objeto. En algunos casos el proceso puede tener la finalidad adicional de lograr que el producto entre en especificaciones dimensionales.
Tratamiento superficial: Objetivos
Antiguamente, el acabado se comprendía solamente como un proceso secundario en un sentido literal, ya que en la mayoría de los casos sólo tenía que ver con la apariencia del objeto u artesanía en cuestión, idea que en muchos casos persiste y se incluye en la estética y cosmética del producto.
En la actualidad, los acabados se entienden como una etapa de manufactura de primera línea, considerando los requerimientos actuales de los productos. Estos requerimientos pueden ser:
Estética: el más obvio, que tiene un gran impacto psicológico en el usuario respecto a la calidad del producto.
Liberación o introducción de esfuerzos mecánicos: las superficies manufacturadas pueden presentar esfuerzos debido a procesos de arranque de viruta, en donde la superficie se encuentra deformada y endurecida por la deformación plástica a causa de las herramientas de corte, causando esfuerzos en la zona superficial que pueden reducir la resistencia o inclusive fragilizar el material. Los acabados con remoción de material pueden eliminar estos esfuerzos.
Eliminar puntos de iniciación de fracturas y aumentar la resistencia a la fatiga: una operación de acabado puede eliminar microfisuras en la superficie.
Nivel de limpieza y esterilidad. Una superficie sin irregularidades es poco propicia para albergar suciedad, contaminantes o colonias de bacterias.
Los tratamientos superficiales pueden emplearse, dependiendo de los fines deseados, para:
Aumentar o controlar la dureza, obteniendo superficies más resistentes al desgaste o al rayado.
Obtener un coeficiente de fricción adecuado en el contacto entre dos superficies, ya sea disminuyéndolo como en un cojinete o aumentándolo como en un freno.
Disminuir la adhesión, como en contactos eléctricos en los que se pueda producir un arco eléctrico.
Mejorar la retención de lubricantes de la superficie.
Hay varios procesos para remover material de la superficie, desde la limpieza superficial hasta el decapado, el mecanizado por arranque de viruta o por abrasión o la electroerosión. También existen procesos para eliminar ciertos elementos de una base metálica, como la descarburación o la desfosforación.
Tratamiento superficial: Revestimiento o deposición de material
Los procesos de revestimiento o deposición de material se emplean para recubrir superficies para obtener unas características determinadas como resistencia al desgaste o a la corrosión, o para reconstruir piezas.
Anodizado: oxidación superficial mediante adsorción del oxígeno de una solución ácida para generar una capa de protección formada por óxido del metal. Este proceso se puede emplear en metales en los que la capa de óxido del metal de la pieza constituye una barrera eficaz contra una ulterior corrosión, como en el caso del aluminio o del titanio. Pueden usarse colorantes orgánicos.
Recubrimiento de conversión
Pavonado: aplicación de una capa superficial de óxido abrillantado, compuesto principalmente por óxido férrico (Fe2O3).
Kalpakjian, Serope; Schimd, Steven R. (2002). Pearson educación, ed. Manufactura, ingeniería y tecnología. Gabriel Sánchez García (trad.) (4ª edición). México. Comprar este libro.
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